Trinchera de Ideas

Está bien no estar bien
Cynthia Sánchez

¿Cuánto de nuestras decisiones son el eco de lo que otros decidieron?, ¿es posible quitarnos las corazas q llevamos años puliendo y ser libres?, ¿podemos quitarnos las botas de plomo y amar y dejarnos amar?, ¿cuándo aprendimos a fingirnos, a atenuarnos, a difuminarnos, a renegar de nuestra diferencia para no ser señalados, para sobrevivir?
La sociedad usa la bandera del deseo y la realización para impulsar la pastosa estandarización, tanto de lo popular como de lo extravagante, tanto de lo aceptado como de lo contestatario. El objetivo es simple: encajar. A medida que las personas podamos colgarnos una etiqueta, pertenecer a un sector, mejor será la forma en la que desempeñemos nuestro papel dentro del sistema capitalista.
Así que la premisa en la cual nos movemos es que todos debemos encajar, y una buena parte de nuestra realización, de nuestra plenitud está en ello. Dado que somos seres sociales por naturaleza y agruparnos es lo que nos ha permitido evolucionar y permanecer como especie, la consigna es lógica. Sin embargo, habría que preguntarse, ¿hacia dónde encajar?, ¿con quién?, ¿para qué?
Como en un menú de restaurante de comida rápida, hay ya paquetes preestablecidos de quiénes ser, qué desear, cómo actuar; nuestro menú está determinado por el nivel socioeconómico en el que nacemos, la ciudad, el país; y aunque vemos qué es lo que el mesero le lleva a la mesa de junto o al área exclusiva de este club sectario llamado vida, muy difícilmente podremos pedir algo que no está a nuestro alcance, ya sea económica o aspiracionalmente.
Aunado a ello, también determina nuestras decisiones cómo se ha ido conformando nuestra manera de sentir y de procesar nuestras emociones. La persona que todos los días se levanta y se alista para enfrentar al mundo es la suma de una construcción personal diaria que ya viene precargada con lo que nuestra familia y entorno nos enseñaron. Somos también lo que nos dañaron, la forma en que nos amaron, las carencias afectivas que tuvimos; e incluso cómo dañaron, amaron y de lo que carecieron esos otros que han tocado nuestra vida.
Ante ello, en dónde encajan “los rotos”, los “distintos”; ¿cómo está conformado su menú?, ¿a qué tienen “derecho” a ser, a aspirar? Y quienes además vivimos con TDAH, Autismo, Desorden de la personalidad, etcétera., ¿en qué parte del restaurante colocaron nuestra mesa?, ¿quién lo decidió?
Nos ha venido haciendo falta compresión del otro. De otras realidades, de otra forma de ver y sentir el mundo. Nos ha venido faltando escucha, ternura y rebeldía, mucha rebeldía para aceptar nuestras diferencias y juntarlas para hacer un mundo donde quepan muchos mundos. Y la única forma de empezar es con nosotros mismos, con quien tenemos a lado.
Y a propósito de la importancia de ver al otro, conocerlo, respetarlo y tratarlo con harta ternura, esa que nunca recibimos nosotros, les recomiendo “Está bien no estar bien” (2020. Cho Yong). Con todas las características propias de los K-drama, esta serie de 16 capítulos nos insta con ternura, a través de sus personajes con trastornos y traumas, a explorar el autodescubrimiento y la sanación. Como corolario la serie tiene una fotografía y animación muy hermosas, además de historias que poseen pequeños mensajes para reflexionar sobre por qué somos como somos.

csanchez@diariodexalapa.com.mx

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